Cuidad de México | 10 de agosto de 2022. | Redacción.-
Las obras de rehabilitación del acueducto Chalco-Xochimilco concluyeron este domingo, en Tlaltenco, Tláhuac, sin embargo, aún no ha mejorado el suministro de agua.
Antonio Martínez debe recorrer con su triciclo un kilómetro y medio para llevar un tambo de 200 a su hogar.
“No hay agua, no hay abastecimiento de agua y luego pasan las pipas, les pido y me dicen ‘no hay, que no sé qué’. Hemos hablado y no van”, señaló.
El hombre vive en Tlaltenco, frente al panteón de Zapotitlán, es uno de los habitantes de Tláhuac que están sin agua, por lo que la acarrea de la colonia vecina, La Conchita, donde viven sus familiares.
No se regulariza el servicio
El pasado 2 de agosto arrancaron las obras de rehabilitación, por lo que los pobladores pensaron que se regularía el servicio, pero no ha sido así.
Los trabajos en el acueducto consistieron en la unión de 5.8 kilómetros de tubería de 48 pulgadas de hierro dúctil que se encontraban dañadas desde hace alrededor de cinco años.
“La Jefa de Gobierno (Claudia Sheinbaum) anunció que ya Tláhuac iba a tener agua desde ayer (lunes), pero nada más nada”, indicó el vecino Reyes Valadez.
La Mandataria informó el domingo que el suministro de agua se reanudaría en la Alcaldía de manera escalonada.
“Se vive de la patada, porque definitivamente eso de que no haya agua nos afecta a todos. Para tenerla hay que contratar hasta camionetitas chicas que luego andan por ahí repartiendo: tenemos que subsistir”, lamentó el hombre de 65 años.
También detalló que en Tlaltenco sufrieron la semana pasada por falta de disponibilidad de pipas, pues tuvieron que esperar tres días desde que realizaron su solicitud ante el número que dio el Gobierno para que llegara el vehículo.
Aumenta la demanda de agua purificada
En la esquina de Calle Las Puertas, esquina con Ejido, se ubica el negocio de Juan Pozos: una purificadora de agua.
“Ahorita sí (hay demanda) por la falta de agua. Ahorita estoy vendiendo como 140 garrafones al día, de 20 litros”, dijo.
En esta Colonia, la dinámica es diferente: los habitantes le compran garrafones para las funciones más básicas, no sólo para beber.
“Sí, para bañarse, hay una persona, ahorita le voy a llevar 70 garrafones nada más para vaciar a la cisterna”, explicó.
Destacó que para él ha sido rentable el negocio de vender cada garrafón en ocho pesos, pues la mayoría de sus clientes compran más de 10